Destilar odio en redes no es activismo

Basta un tweet para arruinarle la vida a alguien. Un tweet que la mayoría de las veces viene de cuentas anónimas. Seres sin rostro que aprovechan luchas sociales legítimas para descargar sus propias frustraciones.

Esto explica cómo un tweet en contra del “piropo” callejero termina en insultos y epítetos sobre el aspecto físico o la sexualidad de la mujer que inició el debate. Incluso, puede llegar a amenazas de violación. Parece exagerado, pero los casos están documentados.

Regular o no regular las redes sociales no puede seguir siendo un debate, hay que tomar decisiones. Cada vez que hay procesos electorales ponemos la lupa sobre la violencia política y cuando un caso de bullying termina en suicidio la noticia se prioriza por un par de días, ¿por qué? Porque no estamos discutiendo lo importante: la libertad de expresión en redes y sus límites.

Cuántas veces hemos escuchado decir que las generaciones actuales son de cristal. Que antes te ponían un apodo en la escuela y tu vida no terminaba. Probablemente el 100% de lectores haya tenido un apodo. Sin embargo, no podemos compararlo con lo que viven ahora los niños y jóvenes a causa de la globalización de la información y, sobre todo, de la desinformación.

No es lo mismo que hace 30 años te llamaran enano en un salón de 20 alumnos, a que hoy ese apodo circule en redes junto a tu nombre y hasta tu foto, exponiéndote al acoso digital y a la burla de miles de desconocidos escudados en el anonimato de cuentas falsas.

No, no es lo mismo. Destilar odio, insultar o violentar a otra persona en redes no es activismo, y, sobre todo, no es libertad de expresión.

Por eso, toda publicación ofensiva debe ser reportada y como usuarios tenemos la responsabilidad de verificar la información que recibimos identificando de quién es la cuenta, cuándo se creó, si tiene seguidores, si tiene rostro y nombre.

Las redes deben regularse. No se puede destrozar la vida de alguien y salir ileso. No se puede destrozar la vida de alguien y no tener consecuencias legales. No se puede ni debe destrozar la vida de alguien invocando un derecho tan preciado como la libertad de expresión.

Fuente: https://amqueretaro.com

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