El poder de manifestarse desde internet e impulsar cambios

Se fundó en 2007 en Estados Unidos y, dado su éxito para manifestar y amplificar demandas desde internet, Change.org comenzó a expandirse por el mundo para impulsar y fortalecer una nueva forma de hacer activismo, uno digital. A Chile llegó el 2014 y más de 4 millones de personas han iniciado peticiones de todo tipo “y al revisar el listado de las con mayor convocatoria podemos entender que gran parte de la ciudadanía usa la plataforma para representar y expresar sus necesidades producto de la contingencia”, asevera Alexia Vásquez, encargada de campañas de Change.org Chile.

Y en un planeta que sufre por los impactos de la actividad humana durante un año marcado por la Covid-19, donde el uso de las nuevas tecnologías para desenvolverse en todo ámbito subió de nivel, en 2020 la pandemia y las problemáticas socioambientales protagonizaron las peticiones, creándose más de 7.800 en Chile que sumaron casi 7 millones de firmas.

En la Región del Biobío, a cuyos habitantes define como “activos participantes de la plataforma, creando y firmando peticiones vinculadas a la región y al país en general”, entre las peticiones más relevantes de 2020 destaca “la solicitud (y victoria) de cuarentena para el Gran Concepción que alcanzó 3.200 firmas y de cuarentena total para resguardar al Pueblo Pehuenche en el Alto Biobío con 4.000 firmas”; mientras que por el medioambiente resaltaron la solicitud de no dinamitar el Cerro Chepe (13.700 firmas); un Coronel libre de contaminación y el cierre de la termoeléctrica de Bocamina (8.700 firmas); y declarar Patrimonio Mundial Unesco el Campo de Hielo Norte Reserva Mundial del Agua, que inició una arquitecta de la Universidad del Bío-Bío.

Valoración de la plataforma

Change.org es de uso gratuito y abierto; cualquier persona con acceso a internet puede crear o firmar peticiones sobre una diversidad amplia de temas. Su masificación viene de la mano del alcance de nuevas audiencias, por lo que compartirlas en otras plataformas es parte de un proceso en el que “luego, los tomadores de decisiones pueden participar respondiendo a los ciudadanos y, al llegar a su objetivo, el creador declara la victoria en su petición”, destaca Alexia Vásquez.

Ahí el punto. Si bien la cantidad de firmas reunidas no genera una obligatoriedad, por el gran uso que las personas tienen de las nuevas tecnologías e internet y el enorme poder de masificación que tiene un mundo cibernético sin límites para transmitir y acceder a información, es cada vez más evidente la potente conexión que la ciudadanía tiene de expresar sus necesidades en plataformas como blogs o redes sociales y el activismo digital cobra cada vez más fuerza, viéndose como una forma válida y eficaz para protestar que acompaña otras, como las marchas en las calles. Al respecto, sostiene que “en Chile cada vez más personas se suman al activismo digital, impactando en las autoridades que han debido reconocer en Change.org una plataforma donde las personas les interpelan y esperan soluciones. Por ejemplo, las personas apoyaron el retiro del 10% de las AFP, el establecimiento de cuarentenas, un mejor trato a los animales, entre tantas otras causas, por lo que permite posicionar temas y mostrar a las autoridades que los chilenos tienen definiciones del país y les interesa provocar cambios”.

En este sentido, cuenta que “nuestro ambiente es online, pero sabemos que muchos cambios se dan a partir de la combinación con acciones offline, asevera. También, una idea que se representa y cobra fuerza en el mundo virtual puede impactar fuertemente en el físico-real, sobre lo que asegura que, “en el día a día de Change.org vemos cambios de los más pequeños a los más grandes. Por ejemplo, una mamá chilena juntó 43 mil firmas y logró una Tens para el cuidado de su hijo enfermo o la ley de electrodependientes en Chile que surgió de la misma campaña en Argentina que había juntado casi 100.000 firmas. En Chile hay 1 victoria cada 3 días”.

Lo que hay en común en las peticiones con victorias, independiente de la problemática a la que aluda, si es de índole personal o colectiva, es que son “ciudadanos de a pie que tienen un problema, ven algo que está funcionando mal, quieren cambiar una realidad y hacen una petición. Luego, miles de personas apoyan, firman y ejercen presión a las autoridades (privadas o públicas), diciendo ‘somos muchos los que estamos atrás de esta campaña, necesitamos una respuesta’”, aseverando que la clave del éxito del activismo digital, más allá del tema o tiempo que tarde una respuesta, es el compromiso del creador en la difusión para visibilizar su demanda.

Fuente: https://www.diarioconcepcion.cl

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