La intervención del ciudadano, en temas donde es necesario ejercer presión pública, sigue realizándose en algunos casos mediante la recolección de firmas y el envío de cartas. Pero los tiempos cambian y hoy una nueva modalidad ha surgido al alero de Internet, la tecnología y las redes sociales: es el llamado ciberactivismo.
Realizando un híbrido de sus definiciones resultaría que Ciberactivismo es: “El conjunto de técnicas o estrategias para formar coaliciones de personas que, utilizando herramientas basadas fundamentalmente en Internet y la telefonía móvil, generen acciones colectivas o de desobediencia civil para que el debate trascienda del plano virtual al real o modifique de alguna forma el pensamiento o comportamiento de un número amplio de personas”.
Agrupaciones y entidades como Greenpeace, Amnistía Internacional, Intermon Oxfam, Paz y Justicia, Hacktivistas, Avaaz.org, Internauta Chile, entre otras, han elaborado campañas que abordan: la defensa del cambio climático, la contaminación ambiental, libertad de Internet, alimentos transgénicos, protección animal, el canon digital, protección de la naturaleza, pobreza, igualdad de derechos, violencia de género, el Spam, derechos de los internautas.
En nuestro país también se han realizado movimientos donde los internautas se han unido y han difundido a través de herramientas como los blogs, facebook, twiter, mails, y mensajes de celulares. Causas como la defensa de los glaciares, Patagonia sin represas, salvar los bosques primarios, caso farmacias, apoyo al pueblo mapuche, anti energía nuclear, propiedad intelectual e incluso la revolución de los pingüinos utilizó el ciberactivismo para propagar su movilización.
A nivel de nuestra región han existido diversas causas en donde los ciudadanos han generado presión pública, pero ellos no han ocupado la red para ganar mayores adherentes o para difundir mayormente su propuesta, pero eso está cambiando, temas como el aeropuerto, la necesidad de ser comuna, el plano regulador de Coquimbo, La Pampilla, los emisarios, humedales, reservas ecológicas y otros, pueden generar importantes movimientos de ciberacción. Los espacios que dan los medios de comunicación a los lectores pueden asimismo volcarse en campañas de ciberactivismo, dinámico y nunca violento.
Otra característica del ciberactivismo es no ceñirse a una acción personal. Busca la masividad para ejercer presión y no se limita por lo tanto a un país o región, abarcando si se requiere el campo internacional.
Claramente se dirá que esto no es nada nuevo. Y es así. El que los ciudadanos protesten ante las injusticias, ante lo que consideran no adecuado o que está en contra de sus intereses o la de su entorno no es nada novedoso. El que se realice a través de la red si lo es.
Y lo fundamental es que utilizando Internet tú puedes hacer mucho. A veces mirando las noticias en la televisión nos damos cuenta de las injusticias que existen y nosotros desde nuestro computador podemos hacer sentir nuestra voz, podemos mitigar el dolor, podemos hacer llegar nuestra queja junto a cientos o miles de personas que sienten lo mismo. De nada valdría seguir observando las noticias y mordernos los labios ante la impotencia sentida. El ciberactivismo al menos nos permite reconciliarnos con nuestra conciencia y decirnos: ¡Hice algo! Pues, si ese algo solamente fue el firmar en un sitio web, enviar un mail, o colocar un banner en tu blog o página web, pues…¡Algo Hice!! Y ese algo, unido al de miles de ciudadanos, es bastante. Como dice la organización Paz y Justicia: Mucha gente pequeña, haciendo muchas cosas pequeñas, en muchos sitios pequeños…consiguen hacer algo grande”.