El ciberactivismo como motor de cambio

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La Sociedad ha cambiado, y no es algo que haya ocurrido de la noche a la mañana, es un proceso evolutivo, paralelo a la irrupción de la tecnología en nuestra vida diaria. Vivimos una nueva realidad política impulsada por un cambio tecnológico que afecta la Sociedad en su conjunto. En esta nueva TecnopoliticaSociedad 2.0,  ya no son necesarios los roles de intermediación de partidos políticos y sindicatos, existen nuevos modelos de articulación y movilización ciudadana, colectivos que basan su funcionamiento no en la anarquía, sino en los valores de la ética hacker y la adhocracia.

Hace 4 años escribía en El poder de la ciudadanía digital, o de la e-MASA #Tecnopolitica como la ciudadanía, que cada día está más conectada e informada, usa las tecnologías para mostrar su desencuentro con políticas de siglos pasados, en las que no existía posibilidad de participación real y directa. Esta nueva ciudadanía digital se moviliza convirtiéndose en “e-Masa”, o lo que es lo mismo, personas que interactúan y se coordinan usando las nuevas herramientas de comunicación. Esta nueva realidad, la Tecnopolítica, está sirviendo para que surjan novedosas formas de protesta,  de movilización, queja… utilizando las redes sociales como parte de demostración del poder colectivo.  Multitud de plataformas canalizan la indignación o el clickactivismo, mayoritariamente mediante la recogida de firmas, difusión de causas sociales o la monitorización de lo público.

Las tecnologías, la Sociedad-Red, no solo trata de reivindicación y protesta, también de construcción colectiva basada en la inteligencia colectiva, la denominada Innovación Social Colaborativa.  Al calor de esta nueva manera de cooperar-construir Sociedad surgen con fuerza políticas públicas de gobierno abierto. Con la ebullición de estas políticas de gobierno abierto, las Redes Sociales ocupan un papel protagonista en cualquier agenda digital, se convierten en magníficas aliadas para difundir nuevas acciones, así como para generar estrategias de apropiación de nuevos servicios y propuestas de participación en la vida pública.

Mediante el empleo de plataformas digitales logramos que otras personas se impliquen en nuestras causas, problemas que antes no lograban llamar la atención de los medios, ahora alcanzan cientos de miles de firmas y reconocimiento social.  Surgen propuestas ciudadanas de control y fiscalización de las acciones de nuestros gobernantes, y en algunos casos, incluso son líderes políticos los que usan las tecnologías para pulsar la opinión de la e-Masa o, incluso, movilizarla. Solo hay que recordar el caso de las pasadas elecciones intermedias mexicanas y la irrupción de nuevos liderazgos, para comprender que algo ha cambiado, la Tecnopolítica será cada vez más presente en cualquier campaña o acción de comunicación institucional.

El reto en las próximas elecciones será entender e integrar las campañas digitales, utilizar todo su potencial, pasar de la vieja política a la política del Siglo XXI.

Fuente: ramonryramon.org

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