Las redes sociales, y particularmente Periscope, están revolucionando la forma de hacer activismo. La agresión que anoche sufrió el city manager de la delegación Miguel Hidalgo, Arne aus den Ruthen, fue condenada casi de forma unánime luego de que denunciara en Periscope como un grupo de escoltas estacionó un par de autos sobre una banqueta. Y también fue gracias a las redes sociales que el hecho se amplificó hasta derivar en la rápida identificación de los agresores, al servicio del empresario Raúl Libién.
Independientemente de la reprobable agresión en contra de Arne aus den Ruthen, es evidente que sin herramientas como Periscope –que permite transmitir video de forma instantánea– el ciberactivismo no sería tan efectivo. Pero… ¿qué es el ciberactivismo? Tecnopedia lo define de la siguiente forma:
“El ciberactivismo es el proceso de utilizar técnicas de comunicación y socialización basadas en internet para crear, operar y administrar cualquier forma de activismo. Permite que cualquier individuo u organización utilice las redes sociales y otras tecnologías en línea para alcanzar y reunir seguidores, transmitir mensajes y causar o dar progreso a un movimiento.”
Congruencia entre lo que se piensa, dice y hace
El ciberactivismo ha sido descalificado constantemente por ser considerado una forma inerte de protesta social. Sin embargo, especialistas –y desde luego, ciberactivistas– coinciden en la importancia de alzar la voz a través de las redes sociales. El famoso youtuber Werever tu morro publicó un reportaje realizado conjuntamente con #SignodeGato que destaca la importancia del ciberactivismo. En él, el especialista Roy Campos y el reconocido ciberactivista Arturo Hernández –quien dirige el proyecto de denuncia ciudadana conocido como Los Supercívicos– destacan la importancia de realizar activismo al menos través de las redes sociales.
Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, rescata el papel del llamado activista de escritorio: “Antes para ser activista tenías que ir a marchar, ir a manifestarte, ir a gritar y ese era el activismo tradicional”, señala. “El activista de escritorio, que parecería ofensa pero no es ofensa, tiene un papel bien importante: hay que mantener el ánimo fuerte, mantener el ánimo de los que están en primera fila, hay que levantarles el ánimo, hay que hacer que sientan apoyo total, que haya el ‘aquí estamos, no están solos, somos muchos’”, explica.
Arturo Hernández de Los Supercívicos destaca cómo el uso del celular y las redes sociales pueden ser un instrumento invaluable para la denuncia pública: “Estamos tratando de fomentar el uso del celular para cambiar las cosas, todo mundo puede ser un reportero”, señala. “Es el momento tecnológico en el que esta cosita se ve y se escucha bien.”
La lista de luchas magnificadas por el ciberactivismo en México es casi interminable. Arturo Hernández, por ejemplo, destaca una petición reciente presentada por Los Supercívicos a la plataforma Change.org, en donde pide a la ONU retirar a Cancún la sede de la próxima Conferencia de las Partes (COP13) de la Convención sobre la Diversidad Biológica de Naciones Unidas. Hernández recuerda que fue en ese municipio del Estado de Quintana Roo donde en enero pasado se realizó el ecocidio de 57 hectáreas de manglar en el malecón de Tajamar en Cancún. La petición iniciada por Hernández requiere de 150 mil firmas y ha conseguido 123 mil 880 firmantes.
El ciberactivismo puede ser un eslabón invaluable para la denuncia social. Se trata, tal como remata el reportaje publicado por Werever tu morro y #SignodeGato, de “ser congruente con lo que compartes, piensas y haces”.
Fuente: Parentesis.com