Ramala (Cisjordania), 24 ene (EFE).- Contar Palestina desde el cinismo, el humor, la sensibilidad o destacando historias positivas es el objetivo de diferentes iniciativas que no quieren abordar el conflicto entre israelíes y palestinos “de manera tradicional”, y apuestan por nuevas narrativas y formatos para hacerlo.
Yusuf Omar es un periodista británico-australiano-sudafricano, de 29 años, que reivindica un periodismo desde el teléfono móvil y con ganas de hablar de historias positivas para “diversificar el panorama de medios globales”, algo que ha materializado en su proyecto Hashtag Our Stories, en marcha desde 2017.
“Hemos enseñado a comunidades en más de cuarenta países a usar sus teléfonos móviles, incluido en Palestina. Creamos contenido nuevo a diario en plataformas como Snapchat, Facebook, Instagram”, explica a Efe este joven que junto a su mujer, Sumaiya, de origen sudafricano, ha impulsado que más de 200 personas cuelguen vídeos en las redes sociales bajo el lema “más cámaras, más perspectivas y más verdad”.
En Palestina han producido una veintena de historias, “todas constructivas, todas en torno a soluciones”, destaca Sumaiya, sobre cómo transformar en arte las latas de gas lacrimógeno lanzadas por el Ejército israelí contra los palestinos en manifestaciones, cuál es el café más moderno o videojuegos.
“Vemos que los medios, de manera tradicional, han tenido obsesión con una escena negativa en lo que tiene que ver con Palestina. El desafío es ofrecer historias positivas”, analiza Yousef, que asistió a un foro de activismo digital este mes en Ramala.
Este comunicador valora que el mayor reto “es que los palestinos están tan rodeados por su propia experiencia que muchas veces no ven las cosas increíbles que pasan en sus propias comunidades. Pero si abren los ojos a estas oportunidades, las pueden convertir en vídeos muy poderosos”.
Y como segundo desafío, ve enfrentarse al “miedo a la normalización”.
“El miedo a que, si muestras historias palestinas que son positivas, terminas enseñando a la comunidad global que todo está bien. A que si creas proyectos periodísticos que establecen conversaciones entre Israel y Palestina, estás normalizando. Nosotros queremos pensar que las historias pueden humanizar, crear un compromiso, un sentimiento de simpatía”, dice.
“La historia (del conflicto) tiene setenta años, mi generación está cansada de verlo y no queremos compartirlo. Es deprimente, por eso teníamos que hacerlo de otra manera”, sintetiza.
Ante la pregunta “¿qué sabe el mundo de nosotros?” y cómo se difunde la realidad local en los espacios digitales, la palestina Lama Amr descubrió respuestas como “musulmanes, terrorismo o Jesús”, pensar que sus compatriotas son de Pakistán o caras sorprendidas al descubrir que hay universidades en este territorio.
“No solo los países occidentales no saben, también los vecinos. Hay estereotipos en Palestina y en el mundo” que decidió combatir “probando cosas nuevas”, como el humor o el sarcasmo, inspirada en figuras como los cómicos estadounidenses Jon Stewart o Maysoon Zayid. Y, para reírse de todo, empieza por ella misma.
“Cualquier persona puede crear contenido y publicarlo en los medios sociales”, es una “oportunidad”, valora Amr, así que dio vida al proyecto Birhakaya (historias, en árabe) para formar a estudiantes que puedan crear “contenido atractivo” desde una perspectiva “divertida, positiva”.
Cómo meditar en un puesto de control militar israelí -“así hablamos de ello pero de manera diferente”, explica- o relatos del día a día, como que haya dj’s y mujeres, son algunas de las historias que publican y comparten los adolescentes a los que forman, “los líderes del mañana que pueden tener un impacto” en su destino.
Rawan Damen es una veterana periodista, realizadora y asesora de medios jordana de familia palestina. Desde pequeña, cuenta, le decían que “había algo que se llamaba Palestina” y ahora busca la manera de posicionarla en el “mapa digital”, con un uso ingenioso de la tecnología y las posibilidades que brinda.
“Tenemos que centrarnos en contar cosas. En Palestina nos centramos en el contenido y no pensamos en otras cosas” como, por ejemplo, que la historia se pueda ver en soportes como las tablet.
Insta a esforzarse por “ser profesional, apasionado”, al tiempo que se hace contenido que “encaja con la tecnología”, y enumera una ristra de plataformas como Google, Facebook o Youtube en las que considera que Palestina “debe ser más competitiva”.
“No queremos presentar a los palestinos y hablar de los aspectos tristes… Queremos hablar de manera seria, profesional, con estas herramientas y usando el mundo digital. No nos falta la inteligencia y las habilidades, podemos empezar por esta habitación”, afirma, decidida y rodeada de jóvenes que quieren hablar de su vida de una manera diferente. EFE
Fuente: Lavanguardia.com