Internet le ha inyectado esteroides al activismo

 

Con motivo del Día de Martin Luther King, Fernando Núñez Noda escribe sobre el ciberactivismo. En las redes hay mucho caos, campañas triviales, causas con agendas ambiguas, deseos de figuración y una mente colectiva volátil y olvidadiza. Por eso el ciberactivismo efectivo primero debe lograr impacto e involucramiento para luego llegar a su objetivo final: el logro de cambios sociales.

Uno que hubiera gustado al reverendo Luther King, el hashtag #BlackLives...
Uno que hubiera gustado al reverendo Luther King, el hashtag #BlackLivesMatter fue tuiteado 41 millones de veces en 2015, con unos 100 mil links a sitios web. Fernando Nunez-Noda

En el Día de Martin Luther King me pregunto: ¿Qué hubiera tuiteado este pastor bautista con un móvil en la mano? ¿Qué portafolio en Pinterest tendría el fotógrafo Ansel Adams para hacer lobby en el Congreso por la protección de zonas boscosas silvestres? ¿Qué blog hubiera abierto la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, poeta y luchadora por la igualdad femenina en el siglo XVII? ¿Qué petición invitaría a firmar el otro Martín Lutero, aquél del cual King tomó el nombre, cuando propuso sus tesis de reforma de la Iglesia en el siglo XVI?

No había internet entonces, pero en las últimas dos décadas la gran red sí le ha dado voz, canal y audiencia a millones. Poco más de media población mundial tiene acceso a la World Wide Web, las apps móviles u otras formas de conectarse y usarlo.

Eso multiplica el alcance de un ciudadano como nunca antes. Un tuit no hace montañas pero bastó uno solo de la actriz Alicia Milano para lanzar el #metoo en Twitter. 68 mil retuits en pocas horas. En Facebook produjo unos 12 millones de posts. Y lo más interesante es que se activó la campaña más efectiva en denuncia del acoso sexual hasta ahora. Ha salpicado a los medios, la industria del entretenimiento y los pasillos de congresos y casas blancas. Pero sobre todo, la vida de personas en ambos lados del abuso.

Uno que hubiera gustado al reverendo Luther King, el hashtag #BlackLivesMatter, fue tuiteado 41 millones de veces en 2015, con unos 100 mil links a sitios web. Hasta una subcampaña, #Ferguson, logró por sí misma 21,6 millones. #BlackLivesMatter, concebida para los social media, pasó a ser un grito de lucha repetido por ciudadanos y líderes políticos. Una corta frase sin espacios intermedios y un signo numeral es capaz de aglutinar voluntades bajo una consigna y aplicarla más allá de las computadoras y datos digitales. En 1963 hubiera sido #Ihaveadream

Pero como todo en la cibersociedad, las cosas útiles y populares tienen su lado complicado o paradójico. Después de todo son humanos quienes manejan las redes y también crean los problemas que motivan el activismo. En las redes hay mucho caos, campañas triviales, causas con agendas ambiguas, deseos de figuración y una mente colectiva volátil y olvidadiza. Por eso el ciberactivismo efectivo primero debe lograr impacto e involucramiento. Luego, idealmente, propiciar los cambios que promueve en bits.

Cada quien por su lado pero mejor coordinados

El ciberactivismo suele ser iniciativa de “lobos solitarios”, personas que comunican sus ideas, proponen pautas de organización, denuncian a las autoridades sin agenda en particular, sin seguir una estrategia estudiada. Más bien reaccionan a eventos del momento.

Ahora ¿qué ocurre cuando existe un mínimo de coordinación entre distintos ciudadanos, bajo una misma causa, con objetivos compartidos? ¿Qué efectos tiene una campaña (protestas, elecciones, proyectos de ley)? Veamos algunos provechos que podemos sacar del ciberactivismo.

Manejo de medios . Cuando una organización, grupo o causa tiene blogs, foros, páginas de Facebook y cuentas en otras redes sociales, ya dispone de un ecosistema de medios. Bien manejados constituyen un activo enorme en identidad, información, contactos, presencia mediática, difusión y cualquier aspecto específico del proyecto que se pueda apoyar.

Producción y curaduría de contenido. Los ciudadanos orientados a una causa producen su propio contenido, retrabajan el ya existente (curaduría) o lo citan adecuadamente. De esta forma agregan valor a su causa porque la dotan de una narrativa propia y de un soporte documental poderoso. Lo importante es que haya una coordinación de qué se publica o distribuye, normas claras y potestad para mantener el orden.

Mejor control de las audiencias . Los medios propios, bien manejados, van levantando, registrando y organizando personas que no solo consumen la información, sino tienen distintas voluntades de participar: consumiendo los contenidos, compartiéndolos, comentando, inscribiéndose, donando, acudiendo personalmente a eventos, reclutando otros interesados… De otra forma, son solo una masa de eventuales contactos. Al crear organizadamente una audiencia, se pasa poco a poco a una organización.

Campañas exitosas . Si bien hay iniciativas que crecen sin aparente esfuerzo, son la excepción. Una buena campaña suele ser producto de un diseño cuidadoso, con un tema unívoco y sencillo de expresar y recordar. Debe ser activo y producir un impacto emotivo. El hashtag tiene que decirlo todo en la menor cantidad de letras posibles: #shortandswift pues.

Antes de la gran red, el activismo era una acción concreta, muy focaliza...
Antes de la gran red, el activismo era una acción concreta, muy focalizada en sus objetivos y que requería el auxilio de los grandes medios de comunicación. Fernando Nunez-Noda

Luego lanzarlo por las redes sociales correctas. El que mucho abarca poco aprieta. Quizá un mix sencillo entre Facebook, Twitter, Instagram y Youtube funcione mejor que un esfuerzo de cubrir decenas de plataformas que estarán sub-atendidas. El email tiene un puesto aparte. La correspondencia directa y permisada tiene una importancia capital en el uno-a-uno con un miembro, usuario de la causa o agente externo.

Por ejemplo, las campañas a favor de los “dreamers” son diversas y heterogéneas. Tienen distintos mensajes y voceros. A veces apoyan otras agendas con distintos #hashtags. Quizá aplica el que se acuerden menos conceptos. Veamos, están #daca, #dreamers, #dacadreamers, #dreamer/daca, #illegals, #OriginalDreamers y Salma Hayek salió con #unitedfordreamers. Con uno o dos habría más efectividad y facilidad para contabilizar la participación.

Finalmente, medios de difusión y multiplicación del mensaje. Los “influenciadores” son personas con muchos seguidores y poder para moverlos a una causa. Algunos, según la campaña y el ánimo de la gente, pueden ser la diferencia entre resultados tibios o muy calientes.

Conexión directa con periodistas y líderes de opinión en todo el mundo. Algo que puede y debe hacer el ciberactivista es conocer y contactar comunicadores, ya no sólo en el ciberspacio, sino en los medios masivos impresos y audiovisuales tradicionales. Estas relaciones no son fáciles ni rápidas, pero se pueden cosechar poco a poco y compartir, de modo que individualmente sean modestas, pero grupalmente muy poderosas.

Intensidad controlada . Cuando el sistema marcha automáticamente, se puede activar para campañas o iniciativas puntuales o especiales, por ejemplo: inundación de mensajes a medios e influenciadores en momentos críticos y, en días calmados, dejarlos más a sus anchas.

Conocimientos compartidos . Un grupo en línea, altamente motivado por una causa, es una máquina de inteligencia colectiva. Comparten información encontrada, se preguntan y responden, desarrollan contenidos ad hoc, se entrenan mutuamente, son una escuela por crowdsourcing.

Para enviar emails a periodistas y medios internacionales . No es mala idea enviarle correos electrónicos a editores, periodistas o articulistas de medios internacionales de alto perfil sobre su campaña. Les dejo algunas recomendaciones para hacerse atender y leer.

a. Use, obviamente, el lenguaje que habla el medio. Si quiere enviar un correo en un idioma que no domina, busque a alguien que lo haga. Un correo mal escrito por desconocimiento del idioma puede ser contraproducente. Tampoco confíe enteramente en los traductores electrónicos.

b. Envíe mensajes cortos y concretos. Use el lenguaje más periodístico posible. Remítase a los hechos. Indique qué ocurrió, dónde, cuándo y quiénes estuvieron envueltos. Luego exponga de forma neutral, las implicaciones de esos hechos y las razones por las cuales se hace una campaña. Más sobre el lenguaje periodístico.

c. No se deje llevar por la emotividad ni la rabia. El periodista de un medio internacional descartará su mensaje por pensar que no contiene información objetiva, sino un arranque de ira.

d. No use calificativos sino descripciones. En vez de “La despiadada Guardia Nacional reprimió salvajemente…” diga “La Guardia Nacional reprimió con bombas lacrimógenas…”. El primero es una opinión, el segundo se acerca más a un hecho.

e. Busque declaraciones inteligentes y bien informadas de líderes políticos, ciudadanos o periodistas. Cítelas textualmente, no las altere.

f. Incluya fotografías y videos. Eso sí, que sean elocuentes, consistentes con lo que dice y auto-explicativas. Chequee que sean fotos o videos del evento que reseña y no de otros países o fechas.

g. Trate de personalizar los mensajes, es decir, con nombre y apellido. Si no consigue correos personalizados, envíelos a las jefaturas o mesas de redacción. No a mercadeo, publicidad u otras instancias no conexas. Tampoco al Director o Presidente. Casi seguro que no lo leerá.

h. Mandar el mismo correo varias veces al mismo receptor puedes generar una reacción negativa.

i. Identifíquese. Un correo anónimo no genera credibilidad ni confianza. Ponga su nombre y apellido. Si no quiere que se le mencione, indíqueselo al receptor. Los periodistas saben respetar estas peticiones.

j. Póngase a la orden para enviar más información si el periodista la solicita. Incluya en tu mensaje todos los datos de contacto posibles: otros emails, número de teléfono, cuenta de Twitter, etc.

k. Si el periodista le contesta, mantenga el diálogo y conserve su ecuanimidad.

El Lado Ligero y Oscuro del Ciberactivismo

Antes de la gran red, el activismo era una acción concreta, muy focalizada en sus objetivos y que requería el auxilio de los grandes medios de comunicación. Con internet se multiplicaron las herramientas, medios y canales. Súbitamente estábamos ya en un escenario global con muchas de las limitaciones anteriores superadas y las fronteras borradas.

Pero como hemos visto, las redes multiplican lo positivo pero también lo negativo. Por ejemplo, circunscriben el acceso y el protagonismo a quienes tienen acceso a internet. Paradójicamente es muy democrático para unos, no tanto para otros. Quizá por eso el ciberactivista debe recordar que las redes sociales y medios digitales no son suficientes y que hay que extender las campañas hacia los medios tradicionales, como la TV abierta o la radio convencional. Incluso el boca a boca.

Pero las principales observaciones se dirigen a la conducta de la gente. Ya mencioné más atrás que las redes, como reflejo de las mayorías en línea, son un espejo de la sociedad. Por eso hay de todo: grandes disertaciones junto a los comentarios más triviales. Oportunismo para introducir sus agendas personales y deseos de protagonismo. El narcisismo de muchos suele opacar la sustancia de muchas campañas, porque la exposición que se logra puede ser un trampolín político para algunos.

Otro aspecto muy señalado por los críticos es el mínimo esfuerzo de las mayorías. Lo llaman “slacktivism” o “clicktivism”. Significa que mientras algunos generan mensajes, razonan sus contenidos, distribuyen mensajes selectivamente e incluso participan en actividades de calle, el grueso de los usuario se limita a hacer un clic: dar un Like o retuitear un mensaje. Huelga decir que buena parte de estos esfuerzos se esfuma en el inmenso mar de la intrascendencia. Un clic sin efecto práctico, pues, deja en paz la conciencia del desentendido o del activista perezoso.

Otros observadores apuntan a la calidad del debate en redes sociales. A mi juicio, en general: disperso, de poca sustancia, lleno de opinión y de muy pocos datos concretos, proclive a las peleas y la personalización de las diferencias. Se imponen muchas veces las agendas personales y vemos casos muy desagradables de bullying. Sin la intervención de moderadores y reglas claras para que un debate sea sustancioso y útil, la mayoría de las discusiones en redes terminan en desinformación y animosidad entre los participantes.

Finalmente, el objetivo de las campañas de ciberactivismo es el logro de cambios sociales. Todo movimiento tiene fines globales y metas específicas en sus campañas. ¿Se logran? Que haya atención de la gente es un buen primer paso, pero no suficiente. Una buena campaña tiene que mover a la gente a actuar: firmar una petición, salir a la calle a marchar, inscribirse en una organización, donar dinero, sumarse a una demanda colectiva, etc. La bulla y la cantidad de retuits a un hashtags son solo el comienzo. La mayoría de las campañas no pasa de esa fase inicial de reconocimiento público y, a veces, ni siquiera eso. Hay, pues, mucho trabajo después de los logros del “clicktivismo”.

El ciberactivismo suele ser iniciativa de “lobos solitarios”, personas q...
El ciberactivismo suele ser iniciativa de “lobos solitarios”, personas que comunican sus ideas, proponen pautas de organización, denuncian a las autoridades sin agenda en particular, sin seguir una estrategia estudiada. Fernando Nunez-Noda

Todos Podemos ser Activistas

Les cuento una anécdota personal. De forma accidental e inesperada, fui parte del primer hashtag de activismo que logró difusión masiva y global en Venezuela: #FreeMediaVe

En agosto de 2009, el régimen que ha convertido a Venezuela en el país con menor libertad de prensa de América Latina según Freedom House, decidió cerrar 35 emisoras de radio no afectas al chavismo.

Junto a dos amigos pensamos la necesidad de denunciar tal atropello. Decidimos crear un hashtag en Twitter (que apenas tenía dos años de creada) y difundirlo. Luego de sopesar varios, decidimos uno en inglés para que fuera más internacional: #FreeMediaVe

La respuesta de la gente nos sorprendió por completo. Si bien mucha gente salió a la calle a protestar, en las redes los usuarios encontraron en #fremediave el catalizador, el conector y difusor de mensajes que necesitaban.

#Freemediave fue el primer Trending Topic mundial de Twitter “hecho en Venezuela”. No tengo cifras oficiales, pero cálculos diversos que recogí indican que logró, en algún momento entre agosto y septiembre de 2009, entre 1 y 3% del tráfico mundial de Twitter para el momento, en su tope: unos 100 mil tuits diarios por un período de una semana y cantidades menores pero sustanciales en las tres siguientes.

En todo caso el hashtag le dio la vuelta al mundo, se involucraron artistas y músicos como Alisa Milano, Jaret Leto, Madonna et at. Fue cubierto por New York Times, The Guardian, Washington Post, Mashable, Univision, Miami Herald y toda la prensa continental.

El hashtag probó el poder de Twitter, de las redes y del ciudadano conectado. Estimuló la realización de más campañas bajo hashtags. Quedó claro que podían invadir otras redes y espacios como blogs, Facebook, etc. Obligó al régimen a contestar (porque se había hecho el desentendido). Un domingo en la noche la ministra de comunicación mostró en el canal oficial gráficos que “demostraban” que se habían lanzado sopotocientos mensajes “contra la revolución”, obviamente como una exitosa operación de “la Casa Blanca, la CIA y el Mossad” para desacreditar al “pacífico y democrático gobierno socialista venezolano”. Y en realidad fue la iniciativa de tres ciudadanos solo “armados” con smartphones.

También obligó a engavetar una ley que promovía la denuncia de “traidores” al régimen (es decir, todo el que disentía). La aprobaron después pero mucho más débil que la original. Algo es algo. El régimen sintió la presión de las redes, principalmente porque se difundió hacia el mundo.

Venezuela se entusiasmó con Twitter y la fiebre llegó a hacer del país uno de los tres con mayor penetración de esa red por varios años. Muchas personas me han dicho que entraron a Twitter, precisamente, por ese hashtag.

Y probó que grandes cambios o impactos pueden venir de pequeñas iniciativas. Si esas iniciativas convencen a otros y se irradian en las redes o en el boca a boca, pueden producir efectos miles de veces mayores que nosotros mismos.

Recuerdo con cariño a #Freemediave. Y aunque no lo crean, todavía es usado por algunos obstinados activistas de la libertad de expresión.

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El blog de Fernando Nunez-Noda es Blognalism.net y puede contactarse en nuneznoda@3katslab.com

Fuente: https://www.univision.com/

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