Anonymous: sus grandes éxitos

La opinión sobre los hackers, como el caso de Anonymous, siempre suele tender hacia los extremos: o se los ama o se los odia.

Lo cierto, en el caso de este grupo de piratas informáticos, es que sus operaciones suelen dejar un gusto agridulce.

Quizás, lo que más se puede achacar a este grupo de ciberactivistas – algunos los han llegado a calificar como ciberdelincuentes – es que, muchas veces, se han convertido en algo parecido a un tribunal.

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Un tribunal, sin ningún tipo de legitimidad política, que decide, «ad hoc», quien es merecedor de un ataque cibernético, muchas veces justificando la campaña contra el «culpable» – el tribunal solo tiene fiscal y juez -, con argumentos más que peregrinos.

Aunque, bien es cierto, que dicen defender ciertos principios muy genéricos, como la libertad de expresión, lo cierto es que sus ataques son errabundos, y no obedecen a ningún patrón lógico.

Una de las últimas acciones de Anonymous, ha sido hacer caer 10.000 sitios web, de la denominada «internet profunda», todos ellos dedicados a la pornografía infantil, y pertenecientes a la Red Tor.

Organización descentralizada

Nacidos de la unión de diversos grupos de hackers, presentes en foros de internet, lo que en un primer momento surgió como un movimiento lúdico, pronto derivó hacia el ciberactivismo.

Dotados de una estructura horizontal y no jerárquica, su forma de organizarse se asemeja a las células, habituales en los movimientos políticos y de resistencia, que están o han estado en la clandestinidad.

Se trata de una organización, en la que sus componentes son reclutados, por la organización, en diversas plataformas de internet, desde tablones de imágenes, wikis, chats y diversos foros. Se podría calificar, hasta cierto punto, como un movimiento, que bebe de las fuentes del anarquismo, y que en su organización se asemeja a ese movimiento nihilista, con la ausencia de jerarquía y la libre adhesión de sus miembros.

Al movimiento, también le califica su bisoñez y su idealismo, que muchas veces se da, casi siempre, de bruces con la realidad, una realidad que, desde Anonymous, se interpreta de un modo binario y poco matizado.

Tras la ola de atentados del ISIS en territorio occidental, Anonymous ha iniciado una guerra contra el «Daesh», he incluso está formando a hackers noveles para atacar la presencia en internet del Califato.

Guy Fawkes, símbolo del movimiento

Una de las imágenes más características de Anonymous, es, cuando hacen algún tipo de presentación pública, la de utilizar, para cubrirse el rostro, una careta con la efigie de Guy Fakwes.

Fawkes participó en la Conspiración de la Pólvora, un intento de volar al monarca inglés y a todos los Lores, el 5 de noviembre de 1605, el día de la apertura del Parlamento de Westminster. Un atentado que finalmente no llegó a buen puerto.

 

La máscara de Guy Fawkes, comenzó a tener relevancia a partir de la publicación de los primeros cómics de V de vendetta, cuyo dibujante, David Lloyd, diseño también la máscara. Los cómics tuvieron también su versión cinematográfica, en una película homónima, que fue protagonizada por, entre otros, Natalie Portman, Stephen Fry y Hugo Weaving, y dirigida, en el año 2006, por James Mc Teigue.

No es oro todo lo que reluce

Aunque Anonymous, ha querido siempre dotar de una aureola romántica sus actividades, el balance de las mismas ofrece claros y sombras.

De los miles de empresas, organizaciones y gobiernos contra los que ha capitaneado campañas, ha habido de todo: acciones para defender la libertad de expresión, y también, golpes de mano contra gobiernos dictatoriales.

Pero también ha habido otras acciones, con una vitola menos loable, como robos, desde datos hasta dinero contante y sonante, pero todo ello, y desde Anonymous, con unas justificaciones aparentemente fundadas en la bonhonomía.

Dichas justificaciones están, muchas veces, cogidas con pinzas, y de creérnoslas, nos podrían hacer pensar que nos encontramos ante unos Robin Hood del ciberespacio.

Objetivo: los Bancos Centrales

Los ataques a bancos de los hackers de Anonymous, una actividad a todas luces lucrativa, han tenido como víctimas propiciatorias los principales Bancos Centrales de los países del Este.

Los atracos a la vieja usanza – butrón, maniatar a los agentes de seguridad y evadirse con el dinero – es una operativa que quedó atrás, y es menos rentable que atacar los sistemas informáticos de las grandes entidades financieras.

Ahora lo que se estila es, atacar los servidores de esos Bancos Centrales, hackear sus cuentas de valores y transferir el dinero a cuentas en paraísos fiscales. Y todo ello, dejando cientos de pistas en internet, que pueden llevar a la locura a los investigadores, ya que pocas veces las pesquisas descubren dónde está el botín.

Solo en 2016, están comprobados seis ataques contra entidades emisoras, y se sabe que dos de ellas fueron el Banco Central de México y el Banco Central de Grecia.

Eso ha puesto en alerta inclusive a las dos grandes potencias: Estados Unidos y Rusia han extremado sus precauciones, para no ser objeto de un ataque informático, que podría robar desde datos confidenciales a enormes volúmenes de dinero.

Bajo pretendidos objetivos políticos

En las justificaciones, que ha dado Anonymous para atacar a los Bancos Centrales, se encuentra el que dichas instituciones financieras se han lanzado a rescatar a otros bancos, mientras que aumentaba, por la crisis, la penuria de los ciudadanos.

Ese tipo de argumentos, pueden ser válidos para el ciberactivismo de, por ejemplo, Wikileaks, una plataforma de filtración de todo tipo de documentos, que aportan pruebas para instruir casos judiciales.

La principal diferencia entre ambos movimientos es que, el grupo de hackers que lidera Julian Assange, que se sepa, nunca ha ganado ni un céntimo de euro por sus filtraciones. Sin embargo, Anonymous no puede decir lo mismo.

Muchas de las justificaciones de Anonymous, a lo Robin de Locksley, no pueden ser aplicadas en el caso de ataques a bancos ni a entidades financieras, dado que nadie sabe, después, que hacen los ciberactivistas con el dinero que roban.

Bangladés, el caso más sonado

Quizás el caso con más repercusión ha sido el ataque al Banco Central de Bangladés, que se saldó con un robo de 81 millones de dólares, un robo que se llevó a cabo en pocas horas.

Este es uno de los golpes con los que Anonymous ha logrado un mayor relumbrón mediático, y en cuyo intento de esclarecimiento, han participado desde la Interpol al FBI.

El ataque, se llevó a cabo, utilizando el Sistema SWIFT, sistema de numeración internacional bancaria, que a raíz del desfalco ha sido revisado y reformulado.

Polonia tampoco se libra

El sistema bancario polaco, también ha estado en el punto de mira de Anonymous, que atacó a entidad emisora polaca, utilizando una técnica que se denomina watering hole.

En esencia, dicha técnica de hacking, se basa en la infección con un virus de una plataforma de uso masivo, en este caso la Autoridad de Supervisión Financiera de Polonia (KFN).

El sitio web fue infectado con un virus malicioso, selectivo, que se propagó hacia ciertos bancos y entidades financieras polacas. La infección se producía, cuando ordenadores de esos bancos se conectaban al sitio web de la KFN.

El watering hole se generaliza

Después del ataque contra los bancos polacos, han sido bancos de los cinco continentes los que se han visto afectados, por esa infección de «malware», que muchas veces, ha servido para robar dinero.

Entre esos bancos centrales atacados, encontramos casos como el del Banco de la República Oriental de Uruguay, y también el de la Comisión de Valores y Bancos de México.

Ambos casos han sido «atracos» cibernéticos en toda regla, que han supuesto cuantiosas pérdidas a unas entidades, hablamos de bancos centrales, que supervisan al resto de los bancos de cada país.

Ataques informáticos como operaciones militares

Cada día que pasa, se palpa, que los ataques informáticos, a empresas e instituciones, se han convertido en auténticos teatros de operaciones militares, de una guerra cibernética.

En el caso concreto de los bancos, muchos de los últimos ataques, han tenido como objeto «romper» el sistema Swift, que se utiliza para la numeración internacional de las cuentas bancarias.

Ante este futuro, donde los bancos, y especialmente los bancos centrales, serán objeto de constantes ataques, algunas entidades emisoras, caso del Banco de Inglaterra, ha llegado a crear una aceleradora de empresas.  En dicho cluster, la entidad emisora del Reino Unido, pretende, financiar la investigación de empresas del sector de la seguridad bancaria, con el objeto de crear mecanismos automatizados, contra los robos de datos y de dinero.

Creando una buena masa crítica de empresas, que formen una industria de la seguridad informática, lo que se busca es, cortar de raíz los intentos de accesos fraudulentos a los sistemas informáticos bancarios.

El Ku Klux Klan al descubierto

El ataque se produjo en noviembre del 2015, y consiguió revelar la identidad real de 1.000 miembros del grupo de ultraderecha y racista del KKK, un movimiento supremacista, que surgió de la derrota del Sur en la Guerra de Secesión.

El Ku Klux Klan nace poco después de la Guerra de Secesión americana, y originariamente lo formaron seis soldados de la Confederación del Sur.

Desde su formación, su inspiración siempre ha sido la supremacía del hombre blanco, en un primer momento sobre la población de color, pero posteriormente sobre cualquier grupo humano que no fuese blanco. En los últimos 50 años, el KKK se ha servido de la libertad a la libre expresión, que garantiza la Constitución de Estados Unidos, para hacer propaganda de su ideario racista y de extrema derecha.

En este ataque, Anonymous accedió al nombre de los miembros del KKK a través de sus perfiles de Facebook, y a partir de ahí, recolecto todo tipo de información: nombres completos, números de teléfono y direcciones de correo electrónico.

Anonymous justificó su acción, en que, “[El KKK] son más que extremistas. Son más que un grupo de odio. Operan como terroristas y deben ser reconocidos como tales”. El grupo de hackers continuaba, “Son terroristas que ocultan sus identidades bajo sábanas y que se infiltran en cada nivel de la sociedad. La privacidad del Ku Klux Klan no existirá nunca más en el ciberespacio”.

Al mismo tiempo, Anonymous, lanzó la operación en Twitter, bajo el hashtag #OpKKK, donde invitaba a todo aquel que tuviese información sobre miembros del grupo racista, a publicarlos en dicha red social.

El KKK estaba en el punto de mira de Anonymous, desde que en agosto del 2014, un hombre negro fuese tiroteado, por la espalda, por un policía blanco en la localidad de Ferguson, en el Estado de Misuri.

Las consecuencias del cierre de Megaupload

En enero de 2012, las autoridades norteamericanas, utilizando al FBI, cerraron Megaupload. Se trataba de un disco duro virtual en el cual, defendían los contrarios a su cierre, los usuarios guardaban contenidos, legales e ilegales.

El FBI siempre ha estado en el punto de mira de Anonymous, siendo la última de las polémicas, la acusación contra el Buró sobre su sistema de reconocimiento facial.

Dicho sistema de reconocimiento facial hace que los afroamericanos sean objeto de más filmaciones de datos biométricos, que otros grupos de población, como los blancos. Sobre Megaupload, el FBI consideraba probado que, muchos de esos contenidos guardados en el disco duro virtual, vulneraban las leyes de la propiedad intelectual.

Eso lo que quiere decir es que, era un soporte virtual, donde se alojaban muchos contenidos audiovisuales sujetos a royalties, y por tanto, su transmisión estaba sujeta al pago de derechos.

El ataque fue de tipo DDoS, denegación de servicio, esto es, se lanzan tantas solicitudes de conexión a un determinado sitio web, que el portal web no puede asumir tantas conexiones, y la web «cae» y deja de estar operativa. El ataque, justificado por Anonymous, por el cierre de Megaupload, llegó a dejar inoperativo inclusive al sitio web del FBI, y el de las principales empresas norteamericanas de contenidos, como Sony Music, Warner, EMI o Universal.

En el caso de España, el sitio web más afectado fue el de Sociedad General de Autores (SGAE), que fue otra víctima propiciatoria, de la ofensiva contra los sitios web de las grandes compañías internacionales de contenidos.

Anonymous está a punto de iniciar una nueva «cruzada» contra la SGAE, ahora que se ha sabido que desde la Sociedad General de Autores Españoles se está preparando el borrador de lo que será el nuevo canon digital.

Anonymous entra en el debate, sobre el abuso que hacen, las compañías de contenidos, valiéndose de su posición dominante en el mercado, sobre los precios, prohibitivos, que muchas veces tienen películas y videojuegos.

Fuente: https://voltaico.lavozdegalicia.es

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