Lecciones del ciberactivismo africano

La penetración de internet y de las redes sociales en la última década ha cambiado la forma en la que se comunican las personas. Comunidades interconectadas y continuamente comunicadas. Esta herramienta ha cambiado la percepción de las distancias y ha facilitado la movilización de miles de personas por un mismo fin, a pesar de no conocerse entre sí o vivir en zonas opuestas del planeta.

Cada vez son más los que viven conectados, un crecimiento que encabeza el continente africano donde en poco más de 10 años se ha multiplicado por 14 el número de personas que está en internet. Parte de este aumento se debe a proyectos como el que impulsó hace 10 años Gbenga Sesan en Lagos, Nigeria. Este ingeniero electrónico creó Paradigm Initiative Nigeria para dar a la juventud nigeriana oportunidades que antes no tenían a través del uso de internet.

Como él, muchos otros vieron el poder y las posibilidades que abre internet: pedir cuentas al gobierno, exigir promesas electorales, vigilar que se cumplan los derechos humanos o garantizar la democracia. Infinidad de ventajas que empoderan a una ciudadanía africana cada vez más digitalizada y autoorganizada en la lucha por el futuro y los derechos que les pertenecen.

Redes periodísticas y de ciberactivistas que se tejen entre países, movimientos ciudadanos creados a partir de un hashtag o el uso de las redes sociales para evitar amaños electorales forman una parte de la fotografía actual del continente vecino. El colaborador de Planeta Futuro Carlos Bajo hizo una aproximación a esta imagen dinámica y cambiante en el seminario Ciberactivismo africano, periodismo y ciudadanía digital en África que se celebra entre los días 7 y 17 de marzo en Medialab-Prado (Madrid). También Gumersindo Lafuente, periodista y experto en periodismo online, habló sobre los cambios del periodismo en la era digital.

A este esquema se sumaron también los testimonios de Cheick Fall, presidente de la plataforma Africtivistes, Gbenga Sesan y Anim Van Wyk, directora de Africa Check, que hablaron sobre sus iniciativas, las dificultades enfrentadas y los resultados conseguidos con su trabajo.

A esa primera toma de contacto con la realidad de los diferentes países africanos Fodé Sanikayi Kouyaté tiene mucho que contar. Del 14 al 16 de marzo, este ciberactivista hablará de Lahidi, la plataforma de control de las promesas electorales del presidente guineano y de la forma en la que se organizan los blogueros y activistas.

De las revoluciones árabes, movimientos obreros y juveniles y el poder de las redes sociales como movilizadores sociales hablará Esraa Abdel Fattah, una de las personas clave en las primaveras árabes en Egipto que consiguieron derrocar a Mubarak.

Además, la periodista Rosebell Kagumire hablará sobre el papel empoderante de internet en las mujeres y de la lucha contra los cortes de internet por parte del gobierno ugandés en las jornadas electorales.

Fred Bauma también conoce de cerca el control y la censura de los gobiernos. Este joven congoleño, convertido en el símbolo del movimiento Lucha, pasó 18 meses en prisión tras ser acusado de complot contra el Estado por participar en un taller sobre movilización juvenil. También Makaila Nguebla ha sufrido la persecución. Este periodista y bloguero chadiano tuvo que exiliarse por sus críticas al gobierno de su país. Los dos han sufrido ataques a la libertad de expresión y su integridad. El próximo jueves 16 de marzo contarán su experiencia, cómo lo han hecho frente y cuál es su siguiente paso. El viernes 17 se cierra el seminario con una sesión musical comentada, a cargo de DJ Ragnampaisser.

“Para hablar sobre un lugar hay que conocerlo en profundidad”, decía Gumersindo Lafuente al cierre de la primera semana del seminario. A esto, Carlos Bajo añadía que hay que empaparse y huir de los estereotipos que persiguen al continente africano y que muchas veces son perpetuados por los propios periodistas. La población africana se está moviendo, trabajando en red por conseguir el futuro que quiere y hay mucho que debemos aprender de y sobre ella.

Fuente: El País

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