De la web a la calle

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¿Se imaginan si lo que vemos en internet saliera de la pantalla? Lo que parece lejano, está volviéndose una realidad como un fenómeno que ya sale de los monitores y pasa a la calle; el ciberactivismo.

Resulta interesante preguntarnos: ¿es real el poder de la sociedad conectada?

Así parece. Actualmente, las redes sociales se han convertido en la mejor herramienta para la comunicación, y al mismo tiempo, nos han permitido satisfacer la necesidad, casi inherente en todos nosotros, de manifestarnos.

Hemos sido testigos de cómo las personas se han volcado a las calles, marcha tras marcha, exigiendo ser escuchadas y consideradas en la toma de decisiones; pero no es sólo la vía pública es el lugar que la gente ha escogido para manifestarse. Internet se ha vuelto la nueva esfera de relación social, en donde las personas, además de entretenerse, han visto una oportunidad de hacer pública su opinión, de abanderarse a favor o en contra de movimientos sociales, generando una nueva agenda en los medios tradicionales.

Es por esto que, el área de Planning y Tendencias de Cardumen Latam, ha querido analizar el fenómeno del ciberactivismo, ¿qué ha generado?, ¿cómo se vive en el mundo y en Chile?, ¿qué esperar de este fenómeno?; y así dar cuenta de un hecho que cada día cobra más fuerza en la sociedad, y que hoy no está ajeno a ninguno de nosotros.

Se entiende por ciberactivismo, el fenómeno en el que las personas utilizan diversos medios digitales para dar su opinión sobre alguna contingencia que esté en agenda, siendo las redes sociales uno de los medios favoritos.

Hoy, todos somos ciudadanos digitales, potenciales activistas a tan sólo un click de distancia, y ese poder, antaño reservado sólo para unos pocos, es posible gracias al desarrollo y evolución de las TIC’s (Tecnologías de la Información y Comunicación), que han permitido que ambos planos – offline y online – puedan confluir en un mundo en donde lo digital traspasa barreras, nos hace partícipes de la historia y gestores de nuevas tendencias.

El Ciberactivismo, término con el que generalmente se conoce este fenómeno en Latinoamérica, no es nada nuevo. En Chile, se vieron las primeras convocatorias a marchas a través de MSN, Fotolog, Blogs y Foros; en la llamada “Revolución Pingüina” del año 2006.

Con el pasar del tiempo, la accesibilidad a internet y el fácil alcance a los dispositivos móviles con que hoy contamos, se crea el perfecto escenario para el desarrollo del ciberactivismo a nivel nacional. Condicionantes que han confluido en Chile casi al mismo tiempo que en los países más desarrollados del mundo, pero que dado el contexto social y el grado de desarrollo de las redes sociales en nuestro país, han retrasado el asentamiento de una cultura ciberactivista.

Por otro lado, en el mundo y en Chile hemos podido ver cómo algunas causas han tenido resultados exitosos, logrando una participación ciudadana que rompe la barrera de lo digital y sale a las calles a manifestarse; así como otras han quedado en el cementerio de las causas digitales.

Diversos casos en el mundo vienen a evidenciar este fenómeno, así vemos como ya es conocido el caso de la ley SOPA, que en el año 2012 aquejó a la población estadounidense, pretendiendo combatir el tráfico de contenidos con derechos de autor a través de Internet; bloqueando de publicidad, resultados de búsqueda y la posibilidad de penalizar con cinco años de prisión.

Tan exponencial fue el ruido que generó que, luego que las firmas de internet se declararan en contra, argumentando que la ley promovía la censura, imposibilitaba la operatividad de internet y la innovación; éstas respondieron con el recordado “Blackout international”, en el que Wikipedia estima que 160 millones de personas vieron el sitio en negro. Otras marcas como Google, Mozilla y Facebook también se sumaron a la moción.

La primera manifestación de hologramas en España es otro de los casos que ha causado revuelo en el último tiempo. En marzo del 2015, el gobierno español aprobó la denominada “Ley Mordaza”, a pesar de tener en contra a más de un 80% de la población española y críticas de la ONU. La ley pena a quienes, sin previo aviso realicen asalmbleas en espacios públicos y participen en manifestaciones, más aún frente al congreso de los diputados. Tal fue la indignación a nivel social que generó, que las personas sólo encontraron una forma para manifestarse en contra de la ley, ¡a través de hologramas!

Los resultados: una audiencia global de más de 800 millones de personas; Las menciones sobrepasaron las 400 millones de impresiones, abriendo un debate a nivel mundial. Donde 330.000 personas firmaron la petición online para derogar la ley.

Finalmente, la manifestación traspasó las puertas del congreso, logrando tal relevancia que dentro del lugar se discutiera la causa.

Vemos como cada uno de estos casos fueron capaces de traspasar la barrera digital, transformándose en acciones tangibles, logrando una verdadera participación cuidadana más allá de un click.

Ciberactivismo en Chile

El país no ha estado lejano del fenómeno; es así como es posible analizar una evolución reactiva en los usuarios de internet. La rapidez con la que cambia la agenda de contingencia va de la mano con la velocidad que se mueve el mundo digital de hoy, que convengamos, no es la misma de hace diez años atrás.

Vemos como la capacidad reactiva de los usuarios en digital ha ido en evolución, y claro; con años de entrenamiento, en el que comunmente las contingencias se hablan hoy primero en redes sociales y luego pasan a medios tradicionales.

Puesto más en claro, a través de una línea de tiempo, de una forma empírica hemos podido reflejar cómo las contingencias y/o causas sociales, políticas y ambientales, han logrado explotar exponencialmente a través de las plataformas digitales.

Evolución en el paso del tiempo

“Desafío Levantemos Chile” en las Redes Sociales (2010) Los medios y las personas comenzaron a mencionar a “Desafío Levantemos Chile” logrando 184 menciones y alcanzando a más de 7.500 personas

Movimiento “Patagonia sin represas” (2012) Durante el 2012 fuimos testigos de un importante movimiento social impulsado en redes sociales logrando derribar la barrera digital y trascender a las calles. El movimiento ciudadano llamó a la ciudadanía a salir a las calles en oposición al proyecto hidroeléctrico Hidroaysen. La convocatoria se llevó a cabo de forma masiva a través de las redes sociales, logrando 2.382 menciones, alcanzando a casi 6 millones de personas (5.982.582) en menos de dos meses.

Movimiento “No Alto Maipo” (2014) Esta agrupación logró consolidarse como un movimiento social con una fuerte presencia en las redes sociales durante el 2014, transcendiendo discusiones digitales y llevándolo nuevamente a las calles a través de manifestaciones sociales. ¿En digital? Las menciones alcanzaron a más de las menciones alcanzaron a más de 19.500.000 personas. 

Panorama 2016: La consolidación de las redes sociales como herramienta del activismo 

Sin duda que en lo que va de este año hemos sido testigos de hechos que han marcado la agenda mediática, evidenciando cada vez más cómo el impacto digital supera incluso la conversación, llevándola más allá de los medios tradicionales.

Reiterativo pareciera hablar del conocido caso “Uber v/s Taxis”, sin embargo vemos como la conversación en redes sociales alcanzó a más de 1.278 millones de personas en menos de un mes, obligando al replanteamiento de los servicios tradicionales y generando una serie de cuestionamientos, dando paso a diferentes posturas entres los participantes de la conversación. Tal fue el revuelo generado que desembocó en la convocatoria de un parob de taxistas, exigiendo al Gobierno tomar cartas en el asunto.

La crisis en Chiloé a causa de la marea roja, es otro tema que en alrededor de un mes logró más de 74 mil menciones en twitter, alcanzando a más de 574 millones de personas.

Más impactante aún es el reciente tema en relación al sacrificio de leones en el Zoológico Metropolitano, donde sólo en tres días se registraron más de 10.555 menciones, con un alcance que superó los 35 millones de personas.

¿Qué esperar de este fenómeno?

Vemos como el ciberactivismo ha tomado gran relevancia gracias al contexto actual, en el que las redes sociales se han ganado el rol protagónico en la confianza de las personas, desterrando a los medios tradicionales. Las redes sociales están en las manos del pueblo, en ellas se habla desde lo que realmente sienten y no desde “lo que se puede decir” bajo una línea editorial. Es por esto que tanto personajes públicos, empresas y marcas se ven fuertemente amenazadas por este “activismo de empoderamiento social” no pudiendo hacer oídos sordos a la voz de los ciber usuarios de hoy.

Es evidente que toda acción discursiva o simbólica, sintetizada en un “me gusta”, puede ser sinónimo de ciberactivismo, y es precisamente esa la discusión que se abre ante este fenómeno que llegó para quedarse. Tal parece que hoy no se trata sólo de aliviar la conciencia de muchos, o quizás sí, pero la tendencia demuestra que el poder de las redes sociales en “el mundo real” cobra cada vez más relevancia al momento de tomar decisiones, donde tanto líderes como marcas deben estar atentos a la voz digital del pueblo.

Resulta interesante reflexionar ante la definición entregada por David Ugarte el año 2007, en la que concibe al ciberactivismo como una estrategia, sin embargo en base a esta definifición nace la pregunta: ¿Es este fenómeno una pensada estrategia o un comportamiento evolutivo del ser humano, dado el contexto actual en el que nos encontramos?

Por nuestra parte, vemos en este fenómeno social la respuesta al porqué las marcas deben preocuparse por lo que ocurre en las redes sociales, entendiendo el porqué medir el impacto que generan los comentarios en estas plataformas (métrica social) se ha vuelto una herramienta imprescindible para entender el comportamiento del consumidor actual.

La reputación e imagen están en constante monitoreo por el ojo crítico de la sociedad; y anteponerse a las crisis o hacer un buen manejo de ellas, puede significar el prevalecimiento o destrucción de los personajes, empresas o marcas en discusión.

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